En el marco de la FIL - AQP - 2010 http://filarequipa.pe/
el Grupo Editorial "Hijos de la lluvia"
presentará este sábado 25 de septiembre,
la colección de poesía: Letras de la poesía latinoamericana
Auditorio "Oswaldo Reynoso"
Hrs. 12.00 medio día.
Presentación: Walter L. Bedregal Paz
Comentarios: José Luis Córdova
Leve ceniza
Darwin Bedoya
Grupo Editorial "Hijos de la lluvia"
Colección de poesía:
Letras de la poesía latinoamericana Nº 01
64 pp.
Formato 17 x 24 cm
Juliaca - 2010
Aquí un adelanto del libro...
el Grupo Editorial "Hijos de la lluvia"
presentará este sábado 25 de septiembre,
la colección de poesía: Letras de la poesía latinoamericana
Auditorio "Oswaldo Reynoso"
Hrs. 12.00 medio día.
Presentación: Walter L. Bedregal Paz
Comentarios: José Luis Córdova
Leve ceniza
Darwin Bedoya
Grupo Editorial "Hijos de la lluvia"
Colección de poesía:
Letras de la poesía latinoamericana Nº 01
64 pp.
Formato 17 x 24 cm
Juliaca - 2010
Aquí un adelanto del libro...
[I]
Si el viento pudiese escribir estos poemas, sería la lluvia. Pero el olvido está hecho de sal. Y allá lejos se cobijan las palabras, como una flor van diciendo los remedios. Tú, amapola de otro mundo.
[II]
Algo oculto en mí comienza a morir irremediablemente. La ceniza duerme conmigo, creo asediar a cada instante cada infierno mío. En el irme estará la conformidad, sólo ahí podrán existir los árboles para mis aves negras. Desde ahora ya no será necesario el deseo de querer oscurecerme como un pájaro en el centro de la lluvia. Así acaban las ausencias y comienza el alfabeto de las sombras.
[III]
Aquí dejo una señal de mis naufragios y mis tormentos: los enormes esfuerzos que hice por borrar el camino trazado por tu saliva, un montón de huesos insepultos y la ceniza mordiéndome la sangre. Esto que escribo es una hora de profecías esparcidas en el camino, o un intento de ponerle flores a unos pies ensangrentados. A partir de hoy no esperen nada más de mí.
Si el viento pudiese escribir estos poemas, sería la lluvia. Pero el olvido está hecho de sal. Y allá lejos se cobijan las palabras, como una flor van diciendo los remedios. Tú, amapola de otro mundo.
[II]
Algo oculto en mí comienza a morir irremediablemente. La ceniza duerme conmigo, creo asediar a cada instante cada infierno mío. En el irme estará la conformidad, sólo ahí podrán existir los árboles para mis aves negras. Desde ahora ya no será necesario el deseo de querer oscurecerme como un pájaro en el centro de la lluvia. Así acaban las ausencias y comienza el alfabeto de las sombras.
[III]
Aquí dejo una señal de mis naufragios y mis tormentos: los enormes esfuerzos que hice por borrar el camino trazado por tu saliva, un montón de huesos insepultos y la ceniza mordiéndome la sangre. Esto que escribo es una hora de profecías esparcidas en el camino, o un intento de ponerle flores a unos pies ensangrentados. A partir de hoy no esperen nada más de mí.
Darwin Bedoya (Moquegua, 1974) Ha publicado el poemario Yarume, primera edad del silencio (Juliaca, 2006) y los libros de cuento Aunque parezca mentira (Lima 2008) y, Es que hacías tanta falta (Lima 2009). Edita la revista de literatura La rama torcida y el Boletín de letras Oquendo.
Acerca del libro:
¿Cómo se escribe poesía en un mundo donde casi todo es simulación, donde los hechos y las palabras se han convertido en un enorme estercolero?
¿Cómo se escribe la poesía necesaria para llegar a develar lo humano?
Cuando las palabras ya no dicen lo que deben decir, ¿cómo se escribe poesía?
Las formas de la poeticidad, es sabido, son homogéneas, y por lo mismo irreductibles;
pero aquí, en la poetización de un lenguaje se instaura un caos generador,
así en los significantes como en los significados y la poesía se transfigura,
traspasando aquello que se ha venido a llamar discursos herméticos
o aquellos que suponen una transparencia.
La poesía de leve ceniza nos lleva a un lugar
en el que existen pocos códigos para interpretarla
o demasiadas formas de entenderla.
¿Entonces qué queda? La poesía arrancada a la poesía misma.
La poesía como la única posibilidad de fragmentarse a sí misma
para nacer de nuevo, para volver a cantar, a decir todo lo callado.
Y en este volver a decir no hay ninguna consideración.
Solamente la palabra sobre la palabra,
pulsación, plasma verbal, magma imaginario, violación de los límites,
oscuras ceremonias, huesos esparcidos y cantares y cenizas.
Esta es la poesía nacida del ser para el ser.
La voz sedienta de un lugar, poesía sedienta de eternidad.
Walter L. Bedregal Paz
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