ESPÍRITU DEL ALBA, de Simón Rodríguez

viernes, 25 de noviembre de 2011

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Espíritu del alba

Simón Rodríguez
Colección:
Letras de la poesía latinoamericana Nº 4
64. Pp.
Grupo Editorial Hijos de la lluvia
Lima, 2010.
Perú


Libro primero

Canto de batracio

I

...en el principio

el sol no quería mirarnos, sólo presentíamos

el mundo, las sonrisas y los mares,

sólo las estrellas,

impensados y hermosos intestinos del cielo,

niñas de agua que resplandecían en la sombra...

Emerges de las bocas musicales de los sikus

y tu voz tiene canto de relámpago solitario.

Vienes como los días, con un mar de horizontes,

o un beso de agua siempre fresca.

Desciendes como cascada de silencio,

como poema derribado, como hoja que se desprende

inevitablemente de un bello arbusto.

Con la misma profundidad

y permanencia de rocío que habita eternamente.



___________________

Simón Samuel Rodríguez Cruz. (Puno, 1969). Ha publicado el poemario Desatando penas (Cusco, 1992). Ganador del Premio Regional de Poesía César Vallejo (Puno, 1992), Primer Premio en los Juegos Florales UNA (Puno, 1993), Primer Premio en los Juegos Florales de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UNA, (Puno,1997), Primer Premio del Concurso Literario Nacional Canto al Lago (Puno, 1998). Ganador de los Juegos Florales Magisteriales Región Puno (2004) y Juegos Florales de la Facultad de Educación UNA (Puno, 2005).

Pronto: DEMONIO ABORIGEN

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Demonio aborigen
Rudy Frisancho
Colección: Letras de la poesía latinoamericana Nº 6
Grupo Editorial Hijos de la lluvia
54 Pp. 2010
Lima, Perú




Demonio aborigen

Y así fue

un amanecer dorado

magnetizado

soñando en estado de vigilia.

Romántico irreal

viento de invierno

soplas tibio como viento de verano.


__________________________

Rudy Augusto Frisancho Gallegos (Juliaca, 1962) Licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad Andina de Juliaca.

PRONTO: SOL DE ANIMAS

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Sol de ánimas
Patricia Chura Gonzáles
Serie: Poesía contemporánea jaula de papel Nº 2
Grupo Editorial Hijos de la lluvia
68 Pp. 2010
Lima, Perú



I

Ningún reloj marca estas horas

Muchos dicen que por las noches su alma de mujer se anegraba muchos la vieron escribir
sobre pasiones perdidas, dicen que hablaba de soledades y antiguas tristezas otros dicen que
ansiaba el amanecer y transitaba vestida de negro esperando una mañana de color algunos
estuvieron con ella y escucharon sus historias de versos, palabras y poemas inauditos cuando
la supieron lapidada todos decían que tampoco estaba libre de pecado ni de amores que
siempre ensoñaba con una mariposa negra porque sus culpas no la dejaban volar
(A.F.)


Tema de la vida

Cientos de aves negras cruzan el desierto de mis
pasos.
Como si fuera ayer, mis sueños serán enterrados
por primera vez, más allá del cielo,
lejos de tus manos.
Esta es mi mejor manera de cometer la locura,
el horrible pecado de intentar una vida.
Porque yo fui la invocación continua.
Fui la oración interminable
de aquellos precipicios que aún me siguen soñando,
como si no existieran las madrugadas.




Patricia Chura Gonzáles.
(Juliaca, 1975). Es autora de las plaquettes de poesía El silencio que llega (2000), Mañana, la vida (2002) y Ave abstracta (2010). Ha obtenido el Segundo y Tercer Lugar en los Juegos Florales de la UGEL San Román, 2006 y 2007, respectivamente. Publica artículos y comentarios en Revista de Pedagogía y de Literatura. Adora los viajes sin fin y mientras relee a los clásicos, tanto en prosa como en verso.
Tiene en preparación dos nuevos poemarios y un libro de cuentos breves. Colabora con la Revista de Literatura La Rama Torcida. Fue integrante del Taller de creación Literaria La Tribu de los Espantapájaros, dirigida por Darwin Bedoya.

ESPÍRITU DEL ALBA, este miércoles 30 de noviembre en Puno

miércoles, 23 de noviembre de 2011

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El Grupo Editorial Hijos de la lluvia
el miércoles 30 de noviembre se complace en presentar
el volúmen Nº 4 de la Colección Letras de la poesía latinoamericana
Espíritu del alba, del poeta peruano Simón Rodríguez

La presentación estará a cargo de:

Walter L. Bedregal Paz
Coordinador y Director de la Colección:
Letras de la poesía latinoamericana

Comentan:

Boris Espezúa Salmón
Walter Paz Quispe Santos
Darwin Bedoya

Miércoles 30 de noviembre,
18.30 p.m.

Club Kuntur - Plaza de Armas
Puno - Perú

Los esperamos




__________________
* En postal para el recuerdo: Omar Aramayo, Simón Rodríguez, José Luis Velasquez y Darwin Bedoya, en la presentación de Espíritu del alba, http://filarequipa.pe/2011/presentacion-del-poemario-espiritu-del-alba-grupo-editorial-hijos-de-la-lluvia-simon-rodriguez
Fotografía:Julio César del Carpio
.


MAYOR INFORMACIÓN

Patricia

domingo, 13 de noviembre de 2011

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El día en que los caballos aprendieron a llorar

domingo, 6 de noviembre de 2011

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darwin bedoya


[...] entonces todavía éramos uno. Entonces, recordarás, me pusiste por nombre caballo. Porque según tú, de mí salían palabras lentas. Porque mis ojos no estaban en mi cuerpo ni en ninguna otra parte que tú pudieras ver. Porque, apenas te veía, corría hacia ti como si nunca más volvería a verte. Entonces todavía éramos uno. Galopábamos por el mundo sin que nada nos importara. Nada.

Estoy seguro que todavía recordarás. Una tarde, sentados en el parque, frente a una columna de combis y automóviles y transeúntes, vimos pasar a un hombre llorando con toda la tristeza del mundo. En sus ojos había un manantial, entonces apretaste mis manos y yo las tuyas, creíamos que nunca nos llegarían los días de soledad y de llanto. Creíamos que nunca nos soltaríamos las manos un solo instante. Hasta llegamos a pensar que la vida se encargaría de ponernos la felicidad a nuestros pies. Pero ya ves, estos son los días de soledad, míralos ahora, son ellos, ya están aquí. La soledad ha desempacado sus cosas. Se ha instalado en el mismo parque de aquella vez. Y ya me ves a mí también: dondequiera que vaya o esté, seré aquello que falta. Aquello que permanece inconcluso más allá de las montañas y los cielos y los mares. Nadie sabrá de esta forma de estarme: volver a quedarme a solas con alguien que ya se ha ido. Ya lo ves o lo puedes imaginar, a esta hora corre por esa llanura más alejada del mundo, un caballo sin término, de sus ojos parece llover. ¿O será que llueve demasiado y nadie se da cuenta?

Entonces todavía éramos uno. Yo hice de tu Van Gogh, te pintaba entre girasoles y fucsias, sentada unas veces, otras saltando la soga sobre una vereda frente a tu casa, otras lloviéndote a mi lado. Mucho tiempo después te pinté más allá de tu ombligo, eras una mujer desnuda acechándome desde el otro lado del barranco. Después, cuando ya se acabaron los pinceles y todo el óleo del mundo, empecé a estar en tu pecho, como una flor carnívora destrozando tu piel, como un dolor desnudo, llegaba ungido en aceite y mirra entonando las canciones que a ti te gustaban. Entonces todavía éramos uno. Ahora ya no vienes rodeada de musas, ménades, ninfas, danzando, cantando; vienes y eres otra vez la calma de la tarde. Entonces sé que aún acontece algo no lejos de ti.

¿Acaso tu ausencia le ha puesto nombre a todas las cosas? ¿Acaso tu ausencia es un cielo nublado a punto de llover? Porque nadie se ha fijado que llevo en mi sangre una colección de serpientes enroscadas. Y que tal vez por eso nadie sabe que tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro. Nadie sabe cuánta tristeza en tus ojos ahora que es lunes y el campo es más inmenso y solo y en torno a ti abundan palomas blancas. Flores multicolores y un prado inmenso donde se pierde mi sombra. Donde caminan tus pasos de niña olvidada. Nadie sabe cuánta tristeza en tus ojos. Ahora soy apenas un nombre en el viento, un cuerpo de piedra. Poco a poco me ha dejado aquel caballo que hiciste de mí. No temas nada. No, la luz no se acaba, si sabes que en realidad siempre fue tuya.

Te conté, una tarde, sólo a ti: mi mayor héroe nunca fue ni será un escritor. Sabes perfectamente que tengo otro dios, un poco más grande tal vez, pero es mi único Dios. También te conté que mi mejor libro es el último, el que recién una noche de estas empezaré a escribir. Esa misma tarde, mientras peinabas con tus manos mi cabello, te dije que a veces, en la pena, en el amor, en el silencio, en el vacío ¿quién no ha sentido la necesidad de inventar palabras, la urgencia de tener un idioma propio? ¿Quién no ha sentido el peso del mundo entero aplastándonos la vida? Entonces todavía éramos uno, y no necesitábamos otro lenguaje, otro idioma; como ahora que necesito decirte otras cosas más, aquellas que te hacían reír. Aquellas que te hacían volar a mi pecho. Y cuántas ganas de volar hacia ti. ¿Cuántas ficciones torpes de querer ser dios? Ahora que lo pienso, el secreto de los dioses, tal vez siempre ha sido, vivir sin recordar, sin pensar en nadie, pero tú eres mi humanidad, mi latir terrestre por donde quiera que esté.
Una tarde, abrazados en el sofá, pudimos imaginar la escena donde tú y yo estábamos en un lugar sin nadie más en el mundo. Ni siquiera era casándonos ni nada de eso. Te dije para crear un reino y tú asentiste con la cabeza y dijiste que también soñaste lo mismo la noche anterior. Luego logramos fingir que nada doloroso ni alegre acabaría con nosotros. Era como la quinta vez que me hiciste pintar un reino lejano para todos. Y tan único y cercano para nosotros. Entonces todavía éramos uno.

Inventamos a mirarnos al espejo, inventamos doblar una esquina y toparnos con la puerta de ese mismo reino. Y que ahora la noche se me haga del todo negra, imagínate, en verdad no lo creo. Si al doblar una esquina te pudiera encontrar, sabrías por qué llora un caballo, si lograra retroceder en el tiempo, sabría la razón de aquel tanto adiós delante de tu rostro sin mí.

Ahora me pregunto, en medio de este galope que ya ha desgastado bastante mi andar ¿Quién inventa los desiertos para ponerlos entre tú y yo? ¿Quién ha venido con una bandada de ángeles para derramar ceniza en mis ojos? ¿Quién inventa las distancias?

No me olvido: nos conocimos en un tren. Yo leía Rimbaud. Tú ojeabas Rulfo. Tú nunca hablabas ni reías, pero yo, hablaba un poco, todo el tiempo. Después de terminar de leer, me miraste y yo te miré, te pusiste tan roja que hasta la ventana se empañó. Yo te dije que teníamos algo en común, y tú dijiste, enojada: No, eso no es así, Rulfo es narrador y Rimbaud, poeta. Después, mucho tiempo después, supimos que los dos eran poetas. Tú quisiste enseñarme un poco de prosa y compramos Mark Twain, Walter Scott, Charles Dickens, Willkie Collins, Thomas Carlyle, Thomas Wolfe, Vladimir Nabokov, Rodolfo Walsh, Arthur Miller, Tennessee Williams, Sam Shepard, William Burroughs o James Joyce, no recuerdo qué otros más. Después comprendimos que a los dos nos gustaba la poesía. Pasado algún tiempo logramos entrar a las mismas cantinas que Pound, Blake, Lautrèamont, Novalis y Hölderlin. Wordsworth, Coleridge, Nerval, Rilke, Eliot, Keats, Artaud, Pavese, Celan, Jabès, Auden, Ungaretti, Kavafis y Pessoa y Tagore. Dylan Thomas, Browning, Plath, Sexton, Pizarnik, Ajmátova, Södergran, Tsvetáieva y toda otra larga lista de autores que nos gustaba.

Por cierto, qué hago ahora con todos estos libros que tienen todavía el separador en alguna página a medio leer. Qué hago con ese otro cúmulo de textos que dejaste sobre el velador. Entonces todavía éramos uno. Dime tú qué hago con esta furia de los días sin ti. No me olvido: después empezamos a escuchar música: Charly García, Nito Mestre, Gustavo Cerati, y Andrés Calamaro. Lou Reed, Patti Smith… (Los enganches que se oían en pueblos como el nuestro escuchando a Pink Floyd, cuando el futuro no había venido. Cuando nos preguntábamos ¿Qué diablos se puede hacer en favor de la vida, de la poesía y de nosotros mismos en este rabo final del siglo XX? Pero ahí estaba la peluquera deshidratada de David Bowie. La paz, la droga y la palabra de Jefferson Airplaine. La vida que nos prometió Bob Dylan mientras metía mano en los Levi´s de Joan Baez. Toda la voz de Lou Reed, glorioso Frankenstein del siglo XX. Alguien por ahí cantando con la Velvet Underground en el Max´s Kansas City y Warhol bebiendo una Coca Cola caliente. El beato John Lennon. Los Sex Pistols, eternos aspirantes al Premio Nobel de Literatura. Ian Dury, cojeando y sudando por el mundo, cantando siempre una canción de tres sílabas. Todd Rundgren, Kevin Ayers, qué habrá sido de ellos. ¿Qué habrá sido de las lágrimas negras de Alice Cooper? ¿Qué de los pelos perfumados de Patti Smith?) Y qué habrá sido de aquellas canciones que no puedo decir; pero que tú sabes perfectamente a qué grupos y temas me refiero. ¿Qué habrá sido de todos ellos? ¿En qué lugar habrá quedado toda esa vida?
Ahora, de repente, en mitad de la noche, ha regresado galopando un caballo parecido a mí. La memoria siempre es más poderosa. Aunque [...] olvido así quién soy, de dónde vengo. Veo lo que otros no pueden ver. Sigo teniendo en mis manos todo el amor del mundo y casi toda la muerte. Camino de prisa, me voy lejos esta tarde, sin ti. Atrás voy dejando mis huellas erradas que ya no verás. Mis rastros errados de caballo que otra vez acaba de llorar. Tengo miedo de las noches que pobladas de recuerdos me despeinan y me traen las horas contigo, los días contigo. ¿Qué habrá sido de todos aquellos días coleccionando flores en el jardín? Y me pregunto sobre aquellos silencios sin ti, ¿qué se habrán hecho, dónde andarán? ¿Dónde estuvo Dios cuando te fuiste? ¿Dónde estaba el sol que no te vio? ¿Dónde estaba yo? Ahora quizá la tristeza es un corazón que piensa. Sigo galopando, con tal de no morir. Con tal de llegar hasta ti. Con tal de que mis ojos no se mojen más.

Esta tarde ya no somos uno, somos dos que se han separado y tienen sus propias distancias. Cada uno en su propio cielo o infierno (el cielo te corresponde). Tal vez por eso esto que estás leyendo sea una pena muy mía. Que no te corresponde, que no debe lastimarte a ti. Porque es sólo mía, aunque tú seas parte de ella. Y no derrames una sola lágrima, porque estoy seguro, podrías recordar, el día en que los caballos aprendieron llorar.

Juntuma, 23 de setiembre de 2011

Miguel Ildefonso: “Uno avanza en la escritura de un poema como quien se acerca a un abismo”

sábado, 5 de noviembre de 2011

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Por Augusto Rubio Acosta
En La Industria de Chilcayo

http://mareacultural.blogspot.com/

.. .. .. .. .. .. .Trabajar con el lenguaje y dejar que éste nos conduzca adonde sabemos tendrá que llevarnos, es parte del día a día para creadores como Miguel Ildefonso, uno de los más destacados poetas peruanos contemporáneos. A continuación nuestra breve conversa:

- En tus libros, Miguel, están muy presentes siempre la vida underground y la depresión, el desempleo y la miseria, el alcohol. ¿Es la única forma de ser artista?, ¿es el caldo de cultivo en el cuál te sientes más cómodo a la hora de escribir?
- Tengo diez libros de poesía publicados, que hace unos días pensé titular al conjunto Poesía Trash del Soul. Justamente en el sentido que señalas en mi estética y actitud vital. La voz poética de mis libros pertenece a un joven rebelde, un joven peruano, latinoamericano, perteneciente a una clase media o proletaria, hijo de migrantes de los Andes; de ninguna manera a la clase alta o criolla. Y justamente por ser de esta clase económica-cultural, es una voz de rebeldía, iconoclasta, siguiendo la tradición de los poetas malditos y morales de Baudelaire y los Beatnik. Asumo una voz desencantada para meter el dedo con la pluma en las llagas de este país y de este mundo, y para señalar la hipocrecía de todos los poderes que rigen la vida moderna: los gobiernos neoliberales, las iglesias, los medios de comunicación, por ejemplo. Como Dante Alighieri, la ruta de mi poesía trasunta infierno, purgatorio y un paraíso que se hermana con el reclamo de la voz de César Vallejo. Mi poesía no es política, sino trata de cuestionar todo, incluido la política.

- Existe en tu obra una necesidad de expresar la hibridez de la cultura peruana, hay también cierta insistencia por lo chicha, lo marginal, el desencanto por lo urbano, lo metapoético, lo cual se refleja de algún modo en los giros radicales en el lenguaje. ¿Adónde va tu obra vista de manera integral, como unidad: poesía-narrativa, adónde miras como artista en este tiempo?
- Siempre he sido atento, desde muy chico, con lo que ocurre en el país. Una de las preguntas más importantes de mi vida siempre ha sido qué es el Perú. Hoy vemos un país distinto a hace unas décadas. Mientras hay más tecnología, el hombre está involucionando. Será que la tecnología facilita las cosas, y entonces el ser humano no se exige un desarrollo interior. En ese proceso hay una evidente transformación de los valores. Por eso que no nos sorprendan más muertes, ya no por la violencia política, sino por la violencia del capital, del dinero, de la usura, como decía Ezra Pound. El Perú es un híbrido en constante desarrollo. Yo antes, en los fines del 80 e inicios del 90, creía que la chicha era una propuesta de autentica reinvindicación de un Perú Profundo y desdeñado. Lamentablemente con la dictadura del estado en la década del 90 y por la dictadura del raiting en los medios masivos, la chicha se ha vuelto hoy en día en un comercio más, una mercancía plástica y decadente, una maquinita de dinero fácil. Lo que hago con mis textos es reflejar estos cambios, narrar la violencia cotidiana y desnudar sus nexos con el gran proyecto de estupidización que es el dogma inmaculado de este mundo de hoy.

- Como parte de la diáspora producida en el país en los años noventa, de una u otra forma o razón terminamos yéndonos, abandonando nuestro lugar de pertenencia originaria, aunque sin perder las raíces. ¿Por qué te fuiste del Perú?
- Bueno, yo he salido del Perú una vez más, pero siempre estoy retornando. Ahora estoy ya unos meses aquí, por motivos familiares, sobre todo. Pero ya hace un tiempo que no estoy ni aquí ni allá. Mi país está en mis textos, ese es mi mundo, mi universo. Es cierto que muchos poetas, escritores, compañeros de los 90s, se fueron. Muchos no querían ser parte de la vida bajo el régimen que hubo en esa década, también por la imposibilidad de desarrollarse como intelectual, o como artista. Creo que ya no se idealiza tanto, por otra parte, el mundo allá afuera. El irse es una necesidad más inmediata. Un escritor ya no se va porque cree que se hará famoso, no existe necesariamente ese sueño que pudo haber existido en los años 60. Del 60 al 90 el mundo se puso al revés.

- Eres un autor que viaja constantemente, ¿cómo ves la escena poética en las provincias?
- Muy intensa, con buena calidad de poesía y narrativa, que se ve en los premios nacionales que van ganando constantemente ya hace décadas. Las editoriales también son una grata novedad, así ya no se depende de la capital. También es fructífero lo que se ve en los festivales que hay en las provincias, en las ferias de libro, en los blogs, etc. Hay también mayor comunicación, eso sí gracias a los medios tecnológicos, no solo dentro del Perú, también se articula con la poesía de otros países. En Puno, el trabajo de Darwin Bedoya, Walter Bedregal, por ejemplo. En Chiclayo, el grupo Signos, el Festival del Diantre. En Huancayo: la Feria del Libro, los Dosamarus. En Huánuco, en Cajamarca, los encuentros que hacen. En fin, el Perú tiene muchas voces, ya es hora de que esas voces se escuchen en todas partes por igual. Uno de los lastres de la colonia es el centralismo.

- ¿La poesía es un riesgo?, ¿qué te ha dado la poesía, qué le puede dar a los lectores, a nuestras vidas?
- Como poeta, como creador, es un riesgo, no solo ante la escritura, pues uno avanza en la escritura de un poema como quien se acerca a un abismo. Uno no sabe de qué manera te va a transformar un poema o un libro que has escrito, has dejado parte o todo de tu "espíritu" o "alma" allí, a partir de entonces vienen más preguntas aun, preguntas que te impelen a ir hacia un adelante inexistente. Igualmente uno no sabe qué podrá ocurrirle al lector. No se trata solo de sintonizar bellamente, estéticamente con quien te lea. La poesía es un rayo, un flechazo, que puede entrar en uno y removerle la existencia. Esas cosas lo logran poetas como Pessoa o Eielson, por ejemplo. La poesía también me ha permitido viajes, conocer otras gentes, otras culturas. A partir de ello, ando escribiendo nuevos textos, con nuevas voces, ya no de alguien tan joven, ya no tan peruano quizás. Esos son mis nuevos proyectos en poesía y narrativa.


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Tomado de: http://letras.s5.com/mi291011.html

Mito y rito, en Horas de sirena de Luis Pacho

viernes, 4 de noviembre de 2011

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Horas de sirena
Luis Pacho
Grupo Editorial Hijos de la lluvia
Colección: Letras de la poesía latinoamericana N° 02
60 pp. 2010



Escribe: Walter Paz Quispe Santos

Poesía que usa como pretexto el mito y se convierte en ritual en sus horas mágicas. Exaltante y exultante. La celebración del amor en el rito. Poesía ritual, solemne, ceremonial, que desnuda la experiencia de la vida hasta llegar a un banquete surrealista. Me recuerda el almuerzo de Dalí y Eluard juntos a la hermosa Gala, sin cubiertos sólo con las dos primitivas lenguas, recorriendo el cuerpo zaherido con el placer lascivo. Mito y rito. Rito y mito. Es decir, mito y sueño. Un parentesco que sólo la poética puede hacerla realidad. Luis Pacho es un soñador habitado por la huaquina y sus encantamientos. Surrealidad y superrealidad juntas. Horas se sirena es la patria libre de la imaginación, los conciertos que se escuchan en esa Arcadia andina, esos campos aimaras que la recubren, las celestes apariciones que la habitan que no tienen ninguna comparación con la experiencia terrenal. Es la revelación del mito en el rito poético. Se trata de las horas de un demiurgo terrígeno proyectadas en las colinas hermosamente bellas de Blondina, Nila, Melvina, Isaura, Eliana, Melania, Peregrina, Delia, Gloria. Sirenas de un palimpsesto criptozoologico aimara que sólo Luis Pacho sabe y puede explicar.


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(http://hijoslluvia.blogspot.com/)(http://laramatorcida.blogspot.com/)
(http://darwinbedoya.blogspot.com/)(http://walterbedregal.blogspot.com/)

Marca personal para escritores

jueves, 3 de noviembre de 2011

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Escrito por Yolanda González Mesa


Mucha gente rechaza de plano el concepto de Marca personal. Les suena a marketing, a vender su talento al mejor postor y prostituir su trabajo.
En cambio para mí Marca personal significa que si alguien ve mi nombre o el de mi blog lo asocie inmediatamente con mi trabajo como escritora, Por esa razón creo que es algo que un escritor debe tener en cuenta, para que sus lectores presentes y futuros relacionen su nombre con su trabajo.
También creo que es algo que debe plantearse desde el principio, no hay que esperar a tener un contrato con una editorial para pensar en estos temas, porque incluso pueden suponer un beneficio adicional a la hora de conseguir dicho contrato.
Por tanto, este es un buen momento para empezar a dar algunos pasos para crear tu marca personal:

1. Muestra tu trabajo.

Parece una obviedad, pero mucha gente tiene miedo de subir su trabajo a internet por miedo al plagio, o de enseñar a otros lo que escriben por vergüenza.
Si nadie ve lo que escribes, no pueden juzgar si es bueno o malo, ni darte la oportunidad que estás buscando. Cuesta, cuesta mucho, pero si quieres que te lean, tienes que empezar en algún momento a dejar que te lean.
No se trata de subir todo lo que haces, pero sí una muestra que permita ver tu capacidad.
Para lograr esto lo más sencillo es utilizar un blog o una cuenta de twitter si nos gusta escribir ficción breve, o incluso un e-book que los lectores puedan descargarse.

2. Utiliza tu verdadero nombre.

Aunque un buen nick en internet puede ser muy útil para que los lectores te recuerden fácilmente, a la mayoría nos hace ilusión ver nuestro nombre en la portada de un libro o firmando un artículo. Por eso es importante que en lo que escribamos figure también el nombre con el que queremos ser conocidos.

3. Sé honesto.

Las mentiras tienen las patas muy cortas y más en internet.
No finjas una experiencia o unos conocimientos que no tienes.

4. Sé auténtico.

En la red hay miles de páginas de escritores, conocidos o no, y tienes que intentar destacar sobre ellos. Evidentemente por lo primero que hay que destacar es por la calidad de nuestro trabajo, pero también es bueno analizar qué nos hace únicos, especiales, e intentar potenciarlo.

5. No tengas prisa.

Hacerse una marca personal requiere tiempo, especialmente si partimos desde cero así que no desesperes si al principio tienes pocas visitas o pocos seguidores en las redes sociales, esto es una carrera de fondo.
Por la misma razón, no conviene spammear, no queremos destacar sobre los demás por pesados.

6. Especialízate.

Si te decantas más por un género, un estilo o un formato concretos, muéstralo desde el pincipio.
Eso sí, elige esa especialidad de manera natural, no te dejes llevar por modas, ni fuerces tu estilo imitando a nadie.
Si los vampiros o los zombis venden, pero a ti te gusta escribir historias de vaqueros, seguro que encuentras lectores que echan de menos ese tipo de relatos.

7. Cuenta tu historia.

Si pretendes dedicarte a contar historias, debes ser capaz de contar tu propia historia, y además hacerlo de manera interesante, aunque también honesta.

8. Utiliza las redes sociales para contactar con editoriales y escritores.

No hace muchos años las opciones para entrar en el mundo editorial de un escritor novel sin contactos eran escasas. En cambio ahora hay más posibles vías de comunicación, utilízalas.

9. Conversa.

Comenta en otros blogs y foros, responde a los comentarios que te hagan, entabla conversaciones a través de las redes sociales… En resumen, comunícate, conoce y deja que te conozcan.

10. Participa en concursos literarios.

Es un clásico de los primeros pasos de un escritor, y una forma excelente de hacer currículum y recibir motivación extra si ganas.
Eso sí, hay que procurar no desanimarse si no se gana, ya que no significa que no valgas como escritor, sino que no has encajado en lo que el jurado de ese premio buscaba.
Y ahora os toca a vosotros continuar la lista, ¿qué proponéis para crear nuestra marca personal como escritores?